miércoles, 3 de octubre de 2007

Primer lunes de octubre


De nuevo al aeropuerto. Hoy lunes paso muy temprano a saludar al cajero de Bancomer.Éste maquina me contesta con una sonrisa sardónica, pero escupe los billetes. En mis actuales condiciones, es como si fuera un triunfo. Sería mi imaginación, pero al cerrar la puerta de cristal, creí escuchar una risita que venía de lo mas profundo de las ranuras del cajero.
Mucho podría fantasear acerca de la maldad de este mazacote de metal y plástico, pero no estoy de buen humor.
Llegué sin novedad al aeropuerto. esta vez me enfrento a otro invento diabólico: El lote de estacionamiento de paga. Y vaya si se paga bastante adentro. Para colmo, administrado también por máquinas. Una de éstas, donde se paga, no admite billetes de a 200, la muy piruja.

Cierto es que intenté quedarme un rato afuera, pero los polis me movieron. En la sala de espera, espero y espero mucho. No importa, ése es mi destino: esperar eternamente.
Al tiempo, recibo a las 2 pasajeras. Nuestra línea del tiempo de nuevo se cruza (me refiero a mi mujer). Otra vez el contacto entre dos universos, entre distintos conjuntos de ideas. Tanto gusto de que regrese y sobre todo que me informe que mi hija está organizando canadienses.